De noche las ciudades no son más que fantasmas de sí mismas. Mientras nadie las observa, cambian de color, se repliegan sobre sobre sus calles y sueñan con irse a otra parte.
Aquella habitación está cerrada a todas las miradas. No sé si es un cementerio o una fábrica de sueños. Nunca me busques, porque jamás podrás encontrarme.
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