viernes, 8 de febrero de 2008

Al infinito


Algunas puertas casi nunca se abren, quedan siempre cerradas, permanecen en la perpetua vigilancia. Otras se abren sólo por un momento, con suspiro de esfuerzo algunas veces, con uno de alivio otras, como si por unos segundos relajaran sus cansadas cerraduras y bisagras que ya tienen contracturas de tanto aguantar la postura. Si las ves así, cruza sin dudar el umbral, porque guardarán algo valioso, quizás un amigo, un amor, un poema, unas notas atrapadas en los hilos del viento. Y quizás no volverán a abrirse nunca más.

Sintra, Portugal, enero 2008

No hay comentarios: